La enseñanza de la ciencia a través de la experimentación

La enseñanza de la ciencia siempre ha representado un reto para los docentes. Pocos jóvenes

en las escuelas demuestran su interés en estudiar las asignaturas dedicadas a la ciencia y

menos aún convertirse en científicos.

Las historias heredadas de que las asignaturas como Química y Física son muy difíciles,

aburridas e incomprensibles, han pasado de generación en generación promoviendo un vicio de

rechazo inmediato ante ellas, incluso sin haberlas estudiado. Esta mala reputación viene

alimentada en buena parte por los medios de comunicación, ya que por lo general muestran

en sus programas de entretenimiento dirigidos a los niños personajes dedicados a

estudiar la ciencia como individuos desaliñados físicamente, retraídos con el resto del grupo e

incluso con un toque de locura. Todo lo antes dicho, va creando una predisposición implacable

al momento de lo que hoy en día afronta la sociedad, un declive en la cantidad de personas

que se dedican al estudio científico.

El profesor ante esta dificultad tiene en realidad una oportunidad para nada despreciable. Él

con sus clases puede lograr que el estudiante descubra ese científico que vive en él, a través de

la liberación del pensamiento crítico y reflexivo al que lo lleva la curiosidad.

Una estrategia infalible para despertar el interés científico en los alumnos es explicar los

contenidos a través de la experimentación. Que los propios ojos de los estudiantes sean los

testigos de los cambios físicos que ocurren tras una transformación química, y que la misma

venga acompañada de una interesante explicación de los hechos, este sería el anzuelo perfecto para ganar cada día más adeptos a la ciencia.

La experimentación genera fascinación en sus espectadores, es común observar rostros de

niños maravillados cuando se propicia una reacción entre el ácido acético y el bicarbonato de

sodio y la misma se muestra como una desafiante lava ardiente de un volcán en erupción. El

chico difícilmente olvidará esa imagen a través de los años, recordará que aquello fue posible

gracias al conocimiento científico y en el mejor de los casos guardará en su memoria los

componentes de la reacción involucrados.

La actitud del estudiante hacia la temática que se está desarrollando en el aula cambia

drásticamente gracias a la manera en la que esta es presentada. Cuando la curiosidad científica

toca el interés del joven, un caudal de preguntas aguardando por respuestas no se hacen

esperar y a su vez el alumno se convierte en un agente multiplicador del interés hacia el

estudio de la ciencia entre sus iguales.

Se pueden encontrar material al respecto. Un blog dedicado a compartir experiencias de enseñanza que pueden servir de ayuda para aquellos docentes que buscan transmitir el conocimiento científico a través de la experimentación procurando así conseguir una mayor receptividad en su grupo de estudiantes.